Lo primero en cuanto llegué fue, obviamente, encontrar la casa. La verdad es que gracias a las indicaciones de mi casero no me costó mucho encontrar la linea ni el edificio. Esta llegada me hizo comprender la importancia de las lineas ferroviarias en Tokyo. Acostumbrado a mi querida RENFE. el sistema de trenes que hay aquí me parece, y es, maravilloso. Rápidos, eficaces, limpios y además, esa apariencia retro mola un montón. Estos primeros días, aprovechando las gestiones que tenía que hacer y el poco turismo que me he permitido, me he aprendido las combinaciones, las lineas, los transbordos y las estaciones que mas me afectan. Sin duda, una de las tareas más importantes para mi vida diaria.
Después, como buen gaijin, he ido a hacerme la tarjeta para extranjeros. Esta se hace en el ayuntamiento más cercano a tu ciudad y viene a ser algo como el DNI para los inmigrantes en España. Tarda unas 2 semanas en dártelo y la verdad, es bastante bonito.
Una vez finiquitado ese tramite, fui a inmigración a por mi permiso de trabajo. Nunca pensé que una institución gubernamental pudiera ser tan agradable. Mientras esperaba bebiendo un agua de limón (más adelante quiero dedicar una entrada a las expendedoras de bebidas) y viendo la tele, la cola iba disminuyendo a una velocidad vertiginosa hasta que llego mi turno y en 5 minutos ya podía trabajar. Impresionante.
Por último y lo que más dolores de cabeza me ha dado ha sido la apertura de una cuenta bancaria en correos. No se porque, en el ayuntamiento se olvidaron de darme un papel que me era necesario si quería abrir una cuenta. Bueno, que he tardado 3 días en poder hacerlo, pero hoy finalmente ya se ha solucionado todo y mañana me envían la tarjeta y la libreta a casa. Parece mentira que haya hecho todo esto en japonés y con bastantes pocos problemas.