jueves, 8 de diciembre de 2011

Rin Rin Kai

Esto es lo que me esperaba en la mesa

Bueno hoy voy a escribir una entrada que lleva muchos días en el tintero. Trata de una fiesta a la que fui invitado y que bueno, todavía estoy alucinando de lo que me encontré allí.

Todo empezó el día en que uno de mis vecinos me ofreció ir a una fiesta con él, no tenía que pagar nada ya que a él le regalaban las entradas, lo único que debía hacer era ir vestido elegante. Como no tenía nada que hacer pues accedí, una fiesta gratis cualquiera dice que no.

Bueno, llego el día y nos encontramos en la estación de Meguro. Allí estaba mi amigo esperándome con otro colega nuestro, todos muy bien vestidos aunque eso aquí en Japón no es raro, la verdad es que llega un punto en el que me canso de ver a la gente con traje, pero ese no es el tema. Mientras esperábamos al resto de gente nos explicó de que iba en verdad la fiesta. resulta que es una cena que se hace varias veces al año, donde se reúnen empresarios y gente importante para establecer relaciones o buscar nuevos negocios. Joder, eso se alejaba de todo lo que tenía en mente, pero bueno, ahí estaba.

Al cabo de un rato llegaron las otras personas, entre ellas, la mujer que nos había regalado las invitaciones. Aquí vino la mayor sorpresa, nosotros y los otros extranjeros que llegaron con ella éramos los invitados de honor de la fiesta. Aquí yo estaba alucinando un poco la verdad, no conocía a nadie y resulta que era un invitado de honor, bueno, que se le va a hacer.

Ahora que ya estábamos todos juntos nos dirigimos al lugar donde se iba a celebrar el evento. Bueno, creo que no he estado ni estaré en un sitio tan lujoso como ese en mucho tiempo. Había hasta un río y una aldea dentro del hotel/cosa rara. 

Una vez dentro, lo típico, dejar los abrigos, buscar tu mesa sentarte y ale, a esperar a que comience el espectáculo. Si, había espectáculo...

La cosa fue tal que así: Danza del vientre, danzas hawaianas, arte al son de la música, un tenor y una banda de jazz. Remarcar las danzas hawaianas y del vientre, la verdad es que nos dejaron a todos con la boca abierta, ehem.

Obviamente entre actuación y actuación había gente dando discursos y cosas así pero como no eran muy interesantes los omitiré, la mayoría se auto publicitaban así que os lo podéis imaginar.

Pasado el momento musical, empezó la comida y la bebida. Cada mesa tenía una zona giratoria en el centro donde no paraban de llegar platos de todos los lados. No sabría decir a ciencia cierta que es lo que comí pero todo estaba delicioso. Además, no paraba de llegar vino, cerveza y sake así que la felicidad era completa. El "problema" vino después.

Cuando ya habíamos acabado de comer y ya estaba todo el mundo bien contentillo volvió la banda de músicos y empezaron a tocar canciones para que la gente bailara. Aquí fue cuando mi compañero me dijo que como invitados de honor, debíamos cantar una canción delante de toda la sala (200 personas). En mi vida había vivido una situación tan rara, Todos nosotros subidos en el escenario cantando "We are the world we are the children", siendo vitoreados por toda ese gente y además recibir regalos por ello. No lo se, la verdad es que me resultaba un poco complicado entenderlo todo, igual fue que les gustaron nuestros bailes porque si, cuando la banda volvió al escenario nos hizo salir a bailar con la gente.

Los regalos que me dieron
En fin, esta es una de las cosas que nunca te imaginas que te pueden pasar. Esas situaciones que ni ensayando aparecen. La verdad es que nos lo pasamos muy bien, la comida era deliciosa cosa que me alegró mucho (no queráis saber mi dieta)  e hice bastantes amigos. Allí hice también un contacto que puede que el año que viene me haga trabajar en una escuela primaria como profesor, pero esto todavía está por ver.

Después de todo esto, volvimos a nuestro pueblo y como buenos salariman (Por el traje más que nada) nos fuimos a beber para acabar la noche. Nada mejor contra el frío que cerveza y comida caliente.

Manju

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