martes, 17 de abril de 2012

Mi Tokyo de día

Buenos días,

Son las 7 de la mañana y ya está sonando la alarma del móvil. La paro para alargar 20 minutos más la inevitable obligación de ir a la escuela, como cada día. Bueno va, hagamos un esfuerzo...

Me visto, y salgo con los ojos entrecerrados a la calle. A diferencia del mes de enero, ahora hay más luz por las mañanas, un alivio ya que así duele menos abandonar el calor de la cama. Delante de casa tengo una floristería donde cada mañana los dueños trabajan sin cesar para arreglar todas las flores recién llegadas. Pese a que nunca les compraré nada ya que es un poco caro, debo decir que son muy bonitos los ramos que hacen, en fin.

Una vez pasada la floristería llego al combini, un 7 Eleven cualquiera pero por las mañanas puedes oler el delicioso olor de los panecillos de carne y de las diferentes comidas que preparan los dueños de una pequeña verdulería a la vuelta de la esquina. Así  no hay quien se concentre.

Al otro lado de la acera está el templo del pueblo. Por las mañanas la madera tiene un brillo encantador. Se ve madera nueva, por lo que deduzco que esta reformado pero aun así, la manera en la que brilla cuando lo alcanza el sol hacen que uno se pare unos minutos delante del gran torii que preside la entrada, que menos que un rezo silencioso.

Y llego a la estación después de atravesar unos cuantos callejones llenos de postes de luz, casas grises, casas viejas y casas que llevan manteniendo una lucha por tenerse en pie desde tiempos inmemoriales, todo esto como no, acompañado por los graznidos burlones de los cuervos y las flores salvajes que crecen a los lados de la carretera o en las aperturas de las paredes. La estación de mi pueblo es muy vieja, o al menos es lo que parece. Cuando llegué a Japón siempre me imagine este país lleno de edificios futuristas pero cuando llegué, me encontré con un paisaje anclado en el pasado donde poco a poco, van germinando brotes de modernidad. 

En la estación hay dos pastelerías que le dan un toque dulce al ambiente llenando el aire con el olor de los bollos recién hechos. Es un paisaje curioso, ver a decenas de hombres trajeados, malhumorados, cansados o con las caras más largas que puedas haber visto nunca andando entre nubes que huelen a desayuno. Curioso. 

Llega el momento del tren, los empujones, el olor a sudor, las caras de enfado y el tener que aguantar para poder respirar. Este es quizás uno de los peores momentos del día, pero no se le puede hacer nada, sólo subir la música y cerrar los ojos un rato. Si ese día tengo suerte, igual puedo estar al lado de la ventana. Desde ahí observo como el paisaje cambia rápidamente, se suceden ríos, casas, pequeños parques, otros trenes, estructuras de hierro, cementerios... La ciudad no se acaba nunca, es como un puzzle muy bien encajado.

Ya he llegado al centro. Esta estación me parece inmensa, y eso que no es de las más grandes. Con paciencia me sumo al río de gente, un afluente más para una corriente ya muy crecida. En este río predomina el negro y el blanco de la gente trajeada. A veces uno puede ver alguna carpa multicolor que le aporta un tono de libertad a la corriente, pero sólo a veces. Por las mañanas parece un desfile militar.

Llegó a la escuela, llego a un ambiente antiséptico con toques de rectitud. Mucho blanco y mucho orden, bueno, no me puedo quejar. Pronto empezarán las clases, tendré que esforzarme. Después toca deshacer el camino, todavía habrá luz, la noche vendrá más adelante.

martes, 20 de marzo de 2012

Después del parón

Ha pasado aproximadamente un mes y medio desde la última vez que escribí por aquí. Reconozco que es bastante tiempo y la verdad, no era mi intención dejar esto desatendido durante tantos días pero la verdad, siempre que abría el ordenador y me disponía a escribir unas lineas, me quedaba dormido.

Ha sido un mes y medio largo, muy largo. Mi rutina se volvió un poco más dura de lo normal, mucho trabajo, muchos madrugones y una medio gripe que me dejo K.O. unas semanitas. Pero ahora ya está, desde ayer estoy oficialmente de vacaciones, unas tres semanas. Espero dedicarle más tiempo a esto, actualizar con alguna que otra anécdota y plasmar la ideas que me van dando vueltas por la cabeza pero de momento, me contentaré con hacer un pequeño resumen del curso.

Este segundo trimestre ha sido un poco extraño, sobretodo por los contenidos dados en clase. Desdé que entré en mi academia que me vengo quejando de que no hablamos, obviamente este trimestre no ha sido una excepción. El caso es que el libro que usamos (ya actualizaré algún día con el material que uso) estaba repleto de palabras, estructuras y expresiones que se usan generalmente cuando escribes. Esto me cabreó un poco.

Después, he de decir que mi asistencia no fue del todo buena pero tenía un motivo: no quería perder el tiempo en clase. Muchos eran los días en los que tirábamos el tiempo repitiendo conversaciones hechas o repitiendo poemas para corregir la pronunciación. Vale, no es del todo inútil pero deberíais ver como la hacen ahí. La verdad es que esos días los pasaba en casa hablando con mis amigos o repasando por mi cuenta y por lo que pude comprobar, fueron mucho más productivos que ir a clase.

Por último y quizás lo que mas cabrea es el tema kanji. Entiendo que son de vital importancia para el día a día pero lo que no puedes pretender es enseñarlos al nivel de un estudiante chino y además, sin explicar. Yo me harté y empecé a hacerlo siguiendo mi método, al menos de este modo soy capaz de retenerlos y lo más importante, de usarlos. El tema de como enseñan prefiero no tocarlo más pero bueno, es la raíz de todo mi malestar. En fin, a pesa de todo esto, he aprobado sin problemas y pasaré al siguiente curso. 

Por otro lado tengo también el tema del trabajo. Estos tres meses he estado a tope tanto con las clases de español como con las de inglés para niños pequeños. Me va bastante bien y ahora tengo bastante gente que quiere empezar y la verdad, se está convirtiendo en un problema porque no tengo tiempo material para hacerlas. O busco una solución o digo que no, pero bueno, eso ya se verá.

La verdad es que han sido unos 3 meses poco "emocionantes". He estado muy volcado en el estudio y en el trabajo, con alguna que otra fiesta de por medio, pero poco más. Veamos que me traerán estas tres semanas de vacaciones.

domingo, 5 de febrero de 2012

Kamakura y Enoshima

Bueno, hoy toca hablar un poco de una escapada que hice hace poco, más concretamente hace dos semanas hacia Kamakura y Enoshima.

Llevaba ya muchísimo tiempo queriendo venir aquí pero entre el trabajo, la pereza, los estudios y esas cosas pues nunca me decidía. Un factor importante es que está un poco lejos de donde vivo, a unos 70-80 minutos en tren, hecho que hace que el precio del billete sea un poco caro y claro, no estamos para hacer viajecitos cada semana.

El caso, me levanté bien temprano y puse rumbo hacia Kamakura. La verdad es que elegí un día realmente frío (aquí llevamos pasando frío desde hace más tiempo que en España, ¡Llorones!). Hacía tanto frío que lo primero que hice al llegar a Kamakura fue correr hasta dentro de un restaurante y beberme un café ardiendo.

Supongo que muchos habréis oído hablar del famoso Buda gigante de Kamakura, pues es quizás el icono del pueblo o si más no, su atracción turística más importante. No me costó mucho decidirme en ese día tan frío así que después de comer puso rumbo hacía la estatua.

El gran Buda de Kamakura
La verdad es que no hay mucho más. Entras, pagas unos 200 yenes y ahí está, sentado en su roca la gran estatua de Buda. No negaré que me lo imaginaba un poco más grande pero igualmente merece la pena. 

Una cosa rara que me pasó ahí es que fui asaltado por una chica que me hizo una encuesta preguntándome si creía en aliens y cosas por el estilo, por supuesto que le dije que si. En fin, después de mi breve encuentro en la tercera fase, fui a un templo que estaba por la montaña, o eso creía porque elegí el camino largo que atravesaba un monte que había por ahí cerca.

El caso es que no recuerdo el nombre del templo, pero era muy bonito. ¿Que tenía de especial? bueno, había una fuente dentro en la que se dice que si lavas tu dinero, la fortuna vendrá a ti, estaba claro que yo lo iba a hacer también.

Fortuna, fortuna...

Después de la visita al templo y de andar bastante llego el momento que llevaba esperando desde hacía mucho tiempo: mi reencuentro con el mar, es decir, mi visita a Enoshima. Para ello volví hasta Kamakura andando y ahí me subí a la Enoden hasta Enoshima.

El trayecto es muy bonito pues vas viendo la sucesión de pequeños pueblos hasta que de golpe aparece el mar ante ti, un trayecto muy recomendable.

Al fondo, la isla de Enoshima
Una vez en Enoshima el tiempo mejoró. Empezó a salir un sol bien grande y redondo que hizo que a ratos pasara calor, sensación maravillosa cuando se está al lado del mar. El camino de la estación hasta la isla es muy bonito, tiendas de pescado, restaurantes recuerdos etc. hasta que llegas al paseo que une la isla con tierra, un lugar curioso porque te encuentras carteles como el siguiente:

Cuidado...
Por toda la isla hay grandes aves rapaces que a la que te despistas, te roban la comida si tienen hambre. Al principio me pensaba que era broma o si más, que exageraban un poquito pero no, yo no lo viví en mis carnes pero si que lo presencié. 

Una vez en la isla, muerto de hambre, me metí en un restaurante a comer ramen de Enoshima, que es ramen normal pero con pescado...y que pescado, que maravilla, mis 10€ mejor invertidos (ese día)

Ramen de Enoshima
Después de comer y con las pilas recargadas me fui al santuario que hay en la isla donde saqué un omikuji en el que me presagiaba la mejor fortuna posible, espero que se cumpla. Después de la visita de rigor al templo pues poco más, recorrer la isla para llegar a la cara que da hacía el mar, un lugar precioso desde donde se puede presenciar el sol en todo su esplendor.

Además, siempre se puede encontrar algún lugar en el que sentarse, encima de la roca y contemplar un poco el mar que con todo el ajetreo de la vida en Tokyo es una calma que se agradece.

Empieza el atardecer
Después de pasar un rato agradable entre rocas y al lado de los acantilados tocaba la última visita del día, no es otra cosa que la playa. Acostumbrado a vivir cerca del mar o a verlo casi cada semana, el vivir en una gran ciudad alejado de la orilla hace que eche mucho de menos el sonido de las olas o el simple placer de pasar junto a la orilla. Por ese motivo, no me iba a marchar de ahí sin sentirlo una vez más.

La playa de Enoshima
Y esque quien me iba a decir a mi que iba a echar tanto de menos el mar, pero cuando estás rodeado cada día de edificios, luces, música, sonidos extraños y derivados, necesitas un poco de esa calma. Dejarte llevar un poquito por el sonido de las olas y relajarte.

Un atardecer


lunes, 23 de enero de 2012

Frío, nieve y las manos rojas

De las hojas rojas del otoño a los cielos blancos y la nieve del invierno. Una suave transición sólo advertida por los árboles desnudos y los copos de nieve en mis hombros.

Ahora si que siento el frío. La nieve en Tokyo no es nieve normal, es capaz de hacer cambiar la ciudad por completo. A veces la vuelve fiera y violenta, te expulsa de sus calles, te corta la cara con el frío y te empapa de una soledad que te cala hasta los huesos. Sin embargo, a veces la embellece hasta límites insospechados. Santuarios cubiertos con un fino manto blanco, neones que brillan con más intensidad que antes, parques que parecen sacados de un cuento. La nieve aquí no es nieve normal.


Me gustaría poder derretirla con las palabras pero ahora mismo me siento como Invierno. Frío, callado y a la espera de Primavera, a la espera de un poco de sol para derretir y disfrutar otra vez de la calidez de las personas. No hay día que no emprenda un viaje, ya sea real o introspectivo, el problema es que ahora los pasos están impracticables. El invierno no es fácil, este no lo es, pero algo me dice que será diferente.

Son las 21:28, el cielo está blanco y no puedes ver más allá de tu nariz. Nieva como si se fuera a terminar el mundo y yo, en casa, sueño y espero.

martes, 17 de enero de 2012

Running

Desde que llegué a Japón que hay una cosa que he echado mucho de menos: el correr. Antes de embarcarme en mi viaje, no había semana que no saliera 3 o 4 veces a entrenar, ya fuera en el gimnasio o por la calle pero mi carrera nunca faltaba.

Ahora lo pienso y yo mismo me sorprendo, ya han pasado 5 años desde que empecé con esta costumbre y no ha habido nunca un parón tan grande. 3 meses que he estado sin correr, 3 meses que me han parecido una eternidad.

Y es que así lo siento, desde que empecé que el correr me ha reportado una gran felicidad, una gran satisfacción y como no, mucha diversión. No se trata de hacer ejercicio o hacer algo saludable, no. Se trata de auto-superación, de sufrir, de luchar por algo, de entrenar duro y día a día apreciar los resultados. Cuerpo tienes el que tienes y depende de ti aprovecharlo o no.

Recuerdo cuando empecé, que apenas podía correr 10 minutos sin echarlo todo por la boca y como ahora, pese al parón, sigo conservando todo el trabajo duro. Todos esos meses de trabajo para conseguir unas décimas más de velocidad, unos kilómetros más de aguante y como todo junto me aportaba una gran felicidad.

A pesar de todo eso, no sólo me ha reportado alegrías y beneficios a nivel físico y mental, no, también me ha hecho conocer gente nueva como el grupo de HardcoreBoss (A ver si alguno de vosotros lee esto).

Lo echaba de menos, no lo negaré. Ahora estando aquí se me plantean nuevos retos, como recuperar el tiempo perdido. Los 3 meses de parón me van a suponer un duro trabajo, pero a quién pretendo engañar, lo disfrutaré como un niño.

(Eternal running 2010)Valió la pena

Vuelta a la rutina

Después de muchos días sin decir nada, ya tocaba actualizar. ¿A que se debe el parón? Bueno la respuesta no es muy complicada: he vuelto a empezar las clases.

Pocas cosas han cambiado (por desgracia). Ahora estoy en el horario de mañanas, que en parte es mucho mejor ya que puedo aprovechar más el día. Después, ahora estoy en el quinto curso, donde usamos un libro nuevo que parece que está muy bien. ¿Lo malo? La actitud de la escuela no ha cambiado nada, es más, tengo a la misma profesora que el curso anterior.

Cada vez tengo más claro que me voy a cambiar de escuela. Si no lo he hecho antes es más que nada porque no me devuelven el dinero. Vamos, que me veo forzado hacer los 6 meses que he pagado aquí para luego poder acabar en otro lado.

A uno se le quitan las ganas de levantarse por la mañana para ir a clase con gente así, pero bueno, como he repetido ya tantas veces, no hay nada que hacer, son así y después de pasar 3 meses quejándome no he conseguido nada. Lo divertido será ver como se ponen cuando les diga que me cambio, ahí empezarán los llantos.

Como no quiero hacer otro post-queja, puesto que no es el objetivo del blog ni lo que tengo en mente decir que, vista esta situación, si os planteáis ir a Japón a estudiar en alguna escuela de idioma, intentad contactar con exalumnos recientes. Es muy importante que sean recientes pues os podrán informar ejor de la situación actual de la escuela.

Dicho esto, 3 meses por delante de trabajo y estudio. Lo bueno es lo que me espera después, un viaje a Osaka y el mes de junio cada vez más cerca. ¿Junio? Si, hay otra aventura gestándose. 

lunes, 2 de enero de 2012

Lo que me espera


Las cosas se están poniendo (más) feas. Ahora que estoy aquí reconozco que cada vez se menos de España. Al principio leía los periódicos o le preguntaba a mi familia como iba evolucionando la situación pero la verdad, estaba cansado de oír malas noticias cada día.

Pese a esto, me guste o no, tengo que volver. Debo terminar la carrera, hecho que me fuerza a regresar aunque sólo sea un año y por este motivo, no puedo dar la espalda a todos esos problemas que me esperan nada más llegar.

Trabajo, precio de la universidad, la subida del transporte etc. Sólo de pensarlo ya me duele la cabeza. Pero otra vez, es una realidad que no debo obviar, algo tendré que hacer. Desde más o menos principios de diciembre que empecé a buscar trabajo de cara a mi vuelta, intentando establecer relaciones, vendiéndome, tirando de ETT's pero la verdad, parece muy difícil. Es muy difícil no me voy a engañar. 

Parece que este es el reto más grande que se me presenta este año, uno al que debo enfrentarme de cara. La verdad es que me entristece ver como se está yendo todo a la mierda, porque esa es la palabra, mierda. Lo que se tardó años en construir esta tardando segundos en desaparecer. Ya somos títeres completos sin voz ni voto, bailando al son de una moneda.

Así está la cosa, entrada rápida pero tenía ganas de soltarlo un poco. Aquí no tengo muchas oportunidades de hablar de estos temas...

PD: He arreglado el tema de los comentarios, ahora no hace falta estar registrado para publicarlos así que si me leéis y me queréis dejar un saludo, ahora ya podéis :)